Seguramente pensarás que es fácil salir de la zona de confort, que sólo tienes que avanzar un poco y ya está, siento decirte que la realidad es bien distinta. Nos cuesta horrores dar cualquier paso por miedo a lo desconocido, aunque no sólo es eso. Es la incertidumbre de saber si vamos a lograr el resultado esperado, si conseguiremos pagar las facturas o nos vamos a estrellar contra nuestra osadía de atrevernos a hacer algo distinto.
Para comprenderlo mejor, te voy a contar un par de historias de personas que conozco.
Amiga 1:
Una amiga mía llamada Sonia lleva años trabajando en el mismo puesto, en una empresa en la que realiza un trabajo que está muy por debajo de su formación académica y sus capacidades. Sabe perfectamente que si deja el trabajo y empieza a trabajar para sí misma, tendrá éxito. ¿Por qué lo sabe? Por qué es buena en lo que hace, ya tiene clientes y no puede arriesgarse a atender a más por su trabajo actual de 8 horas. Simplemente no se atreve a dar el paso… hipoteca, facturas, niños, y la falta de apoyo familiar.
Esta amiga está inmovilizada por el miedo y la incertidumbre. Mientras tanto, las oportunidades y el tiempo van pasando. Lo peor es que está atrapada y pasándolo fatal. Esta situación puede terminar por afectar a su entorno mas cercano. Si no eres feliz, no puedes hacer feliz a nadie.
Sé que vas a pensar que efectivamente, no se puede saltar al vacío sin paracaídas.
Pero como dijo Tom Peters, en un artículo en la publicación Fast Company, titulado “The Brand Called You” “Las grandes compañías entienden la importancia de las marcas. Hoy, en la Era de las Personas, tú debes ser tu propia marca.”
Amiga 2:
Pero tengo otra amiga, Esther, que hizo lo contrario que la primera, decidió creer en sus capacidades y habilidades personales y potenciarlas mediante el aprendizaje continuo.
Un día comenzó a sentir que su trabajo no le llenaba, que no se veía haciendo lo mismo toda la vida y que estaba desperdiciando sus capacidades en un trabajo en cierto modo, vacío, esto le hizo buscar otros caminos, formarse en materias que le gustaban, indagar distintas opciones, etc.
Cuando se sintió un poco preparada pero aún insegura, dio el paso de dejar su trabajo , sin nada claro pero con el apoyo de su familia. Continuó formándose y planificando su estrategia y sin darse cuenta empezaron a salir proyectos, uno tras otro. Cuando le ofrecieron el primer proyecto dudó mucho en cogerlo por miedo a no estar lo suficiente preparada, en ese momento la tuvo que empujar uno de sus profesores.
Una vez empezó ya no ha parado. ¿Es feliz? ¿Se siente realizada? Me consta que sí y que no se arrepiente de haber salido de su zona de confort laboral.
A pesar de que había dado el paso, dudaba de sus capacidades. Esto nos ocurre a muchos. En general nos han enseñado a conformarnos, a aspirar a un trabajo fijo con un horario y sin más expectativas. Como suelen decir, “mejor pájaro en mano que cien volando “pero ¿Y si tú lo que quieres es volar? Pues no lo tienes nada fácil.
Hay personas a las que les doy formación y cuando les hablo de proyectos, de formación continua, de marca personal, de capacidades y habilidades… me miran como si fuera un bicho raro. Me dicen: eso está muy bien pero eso no me va a servir para conseguir un trabajo en una tienda y con un horario fijo. Tampoco hay nada malo en querer permanecer en la zona de confort, pero si realmente quieres crecer en todos los sentidos, debes dar el paso.
¿Qué podemos hacer para salir de la zona de confort?
Para empezar, te recomiendo que leas este post de “pasos para reinventarse profesionalmente”, la zona de confort implica que estamos en una zona que nos gusta o simplemente, nos sentimos cómodos y salir implica cambios y los cambios, amigo mío, dan miedo. No a todos pero sí a una gran mayoría de nosotros.
Y ahora vamos a ver algunas claves para dar ese salto:
- Revisa tus rutinas diarias, en el trabajo, casa, amistades etc.
Cuando tengas identificados tus límites, te será mas fácil establecer nuevas metas.
- Ponte una meta diaria de hacer algo nuevo cada día, aunque sea algo pequeño
No importa si son metas pequeñas, lo importante es aprender a pasar tus límites y convertirlo en un hábito.
- Haz que poco a poco, las novedades sean parte de ti, es decir, pierde el miedo
Es normal sentir miedo al principio pero es increíble ver como día a día los vas superando. Hace poco, una alumna se puso a temblar en clase cuando les expliqué que tenían que realizar una presentación de un producto. La tranquilicé como pude y después de un tiempo, pudo realizar la presentación de una forma muy profesional. Supo hacer frente a sus miedos y avanzó.
- Asume que no eres perfecto pero que puedes hacer lo que te propongas
Al salir de la zona de confort verás que tienes algunas carencias, que no eres perfecto pero también verás que puedes conseguir lo que quieras ya que estás en el camino del aprendizaje. Esfuérzate en aprender de todo y de todos.
- Planifica tus nuevos retos
Es importante planificar para lograr los objetivos, sin no sabes lo que quieres, difícilmente encontrarás el camino
- Evita posponer el momento 0
Me refiero a ese momento en que te propones salir de tu zona de confort, no lo retrases día a día. De repente, un día te paras y compruebas que han pasado 10 años en un pis pas y no has hecho nada de lo que te proponías.
Igual todo esto te hace reflexionar o simplemente piensas que es una tontería, lo importante es que estés contento con lo que hagas y que no renuncies a crecer en todos los sentidos por miedo.
Si quieres hacer alguna aportación no dudes en dejar tu comentario 😉
Muchas gracias Mónica, cómo siempre, estupenda y de ayuda….cierrtamente hay que plantearse la zona de confort…a todos los niveles…bienvenida de nuevo…..
Gracias por tus comentarios Nieves, me alegra mucho que te haga reflexionar sobre la zona de confort y espero que te ayude en algo. Un abrazo