Todos tenemos una vaca (o varias) en nuestra vida que nos tiene anclados en una zona de supuesta seguridad y como bien sabes, el cerebro busca esa seguridad. Sin embargo seguro que ya sabes que en la vida no hay nada seguro ni permanente por lo que es mejor abrazar el cambio que te impulsa a crecer.

Hoy tengo una historia para tí, se trata de una fábula muy antigua, que muy posiblemente hayas oído en alguna ocasión, cuenta acerca de un sabio que viajaba por el interior de su país acompañado de un joven discípulo.

Una noche llegaron a una casa en el medio del campo, una choza más bien, miserable y a punto de caerse. El dueño de la casa salió a recibirlos y les ofreció hospedaje y comida. Mientras compartían la escasa comida de aquella pobre gente, uno de los hijos les mostró su más preciado tesoro.

Una vaca cuya leche era alimento para toda la familia a la vez que moneda de cambio para conseguir algún que otro bien que necesitasen. Más allá de la vaca todo era miseria y escasez.

A la mañana siguiente, muy temprano, los dos viajeros siguieron su camino mientras que sus anfitriones dormían. Sin mediar palabra entre ellos, el sabio tomo un cuchillo y en forma silenciosa sacrificó a la vaca.

El discípulo quedó consternado y pidió explicaciones a su maestro, pero este se limitó a decirle que con el tiempo lo comprendería.

La fábula concluye con el retorno del discípulo varios años después al mismo paraje. En lugar de aquella vivienda miserable se encuentra con una gran casa, un par de graneros, parcelas sembradas y un ambiente próspero y feliz.

Nuevamente le ofrecen hospedaje, y enorme fue su sorpresa cuando vio que el dueño de casa era el mismo que años atrás los había acogido. Solo que esta vez en lugar de un hombre vestido con harapos se encontró ante un  granjero con buenas ropas y aspecto saludable. Aprovechando no haber sido reconocido, el viajero se anima a preguntar cuál es la fuente de tanta prosperidad, a lo que recibe la siguiente respuesta.

Mi familia y yo vivíamos en la más terrible miseria, apenas lográbamos subsistir gracias a una vaca que era nuestra única posesión, su leche era nuestro único alimento y lo poco que teníamos para utilizar en algún trueque. Pero un día alguien la mató. Creímos que el mundo se acababa para nosotros, nos desesperamos pues pensamos que ya no podríamos alimentarnos. No tuvimos más remedio que carnearla, y como no podíamos consumir toda la carne ni conservarla sin que se echara a perder, decidimos canjear parte de la carne por algunas semillas y útiles de labranza. De a poco comenzamos a plantar en nuestra parcela y a aprender lo que podíamos hacer con ella. Afortunadamente las cosas han ido bien y hoy vivimos mucho mejor que cuando estaba nuestra amada vaca .

Los emprendedores solemos tener una vaca a la que nos aferramos de alguna manera, esa vaca nos proporciona cierta seguridad y  nos impide salir de la zona de confort, por miedo, inseguridades o lo que sea. Sin duda, mientras la vaca siga viva, seguiremos tirando con lo que nos dé. 

¿Pero que pasa si matamos la vaca?

Pues que no nos queda más remedio que salir de la zona de confort y avanzar sí o sí.  Cuando nos mueven el suelo por decirlo de alguna manera, nos espabilamos y buscamos salidas donde antes ni habíamos pensado. Creo que la clave está en identificar la vaca ya que en infinidad de ocasiones, es complicado verla desde dentro.

La vaca nos proporciona una falsa seguridad, pensamos que sin ella no vamos a poder sobrevivir y la realidad es que esa vaca nos tiene retenidos en una situación mediocre en muchas ocasiones.

Pero…¿Cómo identificamos la vaca? Sinceramente creo que no resulta fácil identificarla cuando estás dentro de la situación y agobiado por muchas cosas. 

Para lograr identificar tu vaca puedes hacerte preguntas como:

  • ¿Realizo algún producto o servicio  que tenga un margen reducido o se haya ido reduciendo con el paso del tiempo?
  • ¿La utilización de mi tiempo es la adecuada?
  • ¿Dedico tiempo a proyectos que no están avanzando pero que dejan un flujo de ingresos que hace que me aferre a mantenerlo?

Te voy a dar un ejemplo  más claro ….

Imagina que eres emprendedor, quieres emprender en el mundo online montando una escuela virtual para profesionales de la salud… Actualmente impartes esa formación para distintas entidades públicas y privadas.

Debido a la situación del mercado, esas mismas entidades han ido bajando el precio de lo que te pagan , apoyándose en crisis, bajada de alumnos etc. Así que después de varios años tus ingresos por esas formaciones se han reducido en un 15 % y encima, cada vez te piden más documentación por lo que te lleva más horas de trabajo y si contabilizamos esas horas, tus ingresos han mermado en un 30 %.

Además esa situación te impide avanzar con tu proyecto online ya que necesitas tiempo y esos cursos te absorben gran parte de ese tiempo.

Sabes que esos ingresos mermados son los que te impiden dar el salto pero no te atreves a renunciar a ellos para hacerlo, ya que tienes que pagar los gastos.

¿Qué puedes hacer ante esta situación?

Tal vez no necesites ser tan radical de matar a la vaca de un machetazo, con ser capaces de identificar la vaca y ser conscientes de  la función que está realizando será suficiente para tomar conciencia y trazar un plan maestro para salir de esa situación. Y sobre todo, ten la determinación de acabar con la vaca antes de que ella acabe contigo.

Puedes escuchar el podcast clicando aquí

Abrazos virtuales

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